
La segunda revisión del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos en el primer trimestre del año indicó que la mayor economía del mundo se contrajo un 5%. La lectura previa registró un crecimiento negativo del 4,8%, la primera vez que esto ocurría en 6 años y la contracción más profunda desde 2008.
La disminución del PIB real en el primer trimestre reflejó las contribuciones negativas del gasto personal, la inversión en inventarios, la inversión fija no residencial y exportaciones, que fueron parcialmente compensadas por contribuciones positivas de la inversión fija residencial, el gasto del gobierno federal, estatal y local, según indicó el Buró de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio.
El revés en el gasto personal puso de manifiesto una caída en los servicios, liderados por la atención médica, así como por los servicios de hostelería y alojamiento. Por su parte, la inversión fija no residencial se vio afectada por una caída en la compra de equipos, especialmente aquellos relacionados con el transporte. El traspiés de las exportaciones reflejó principalmente el impacto de la pandemia en el área de servicios.
"La debilidad fue generalizada en todos los segmentos", indica Scott Hoyt, economista de Moody´s Analytics, quien apunta como el crecimiento del ingreso real disponible cayó al 0,9% desde el 2.1% anteriormente proyectado. La tasa de ahorro aumentó a 9,6% deses el 7,7%. Hoyt también incide en que el Departamento de Comercio todavía no ha podido cuantificar el impacto de la pandemia y señala como los beneficios empresariales cayeron un 13,9%.
De hecho, los beneficios empresariales, que incluyen el valor de inventarios y ajustes de consumo de capital, se desplomaron en 295.400 millones de dólares en el primer trimestre, frente al aumento de 53.000 millones de dólares registrado el cuarto trimestre de 2019.
Aún así, lo peor está todavía por llegar. "Estamos en medio de un movimiento histórico en la actividad como resultado del shock del covid-19. En nuestra opinión, esto supondrá la contracción más profunda en la actividad que hemos visto, al menos desde la Segunda Guerra Mundial", señala Bruce Kasman, economista jefe global de J.P. Morgan, al hacer referencia a sus perspectivas para el trimestre en curso.
En estos momentos, el indicador GDP Now, que elabora la Reserva Federal de Atlanta, estima que entre los meses de abril y junio, la actividad ha caído ya alrededor de un 41,9%. Desde Moody´s Analytics estiman que en el segundo trimestre, el PIB registrará un crecimiento negativo de al menos un 34,6% mientras que solo en el mes de mayo, la economía se habría contraído un 4,9%.
Esta situación ha provocado que el número de personas que se acogen a los subsidios por desempleo se hayan disparado, con más de 40 millones de estadounidenses buscando algún tipo ayuda en las últimas 10 semanas.
Es importante recordar que, según el Departamento de Trabajo de EEUU, el país cerró el mes de abril con una destrucción de empleo de 20,5 millones de puestos de trabajo y una tasa de paro del 14,7%, niveles no vistos desde la Gran Depresión.
El economista jefe global de J.P. Morgan espera ver aproximadamente seis o siete millones de empleos creados en el tercer trimestre del año cuando la gente vuelva a trabajar. Sin embargo no cree que EEUU vaya a tener una recuperación completa. "Asentarse a finales de este año con una tasa de desempleo del 10% será un problema grave para la recuperación del país en 2021", reconoce Kasman.